10 ago 2012 ¿Sabes que tú no eres nada sin Mí? Un recipiente vacío, que no puede ser saciado con nada

09.08.2012 13:17

 

Viernes 10 de agosto de 2012 a las 12:45 hrs.

Mi muy querida bienamada hija, sabe que cuando tú pospones la oración a Mí, Tu Divino Jesús, te debilitas y te distancias de Mí.

Tú nunca debes posponer la oración o retrasar el tiempo que necesitas para dedicarlo a Mí cada día. 

Cuando lo haces, el maligno te distrae y llena tu mente con asuntos mundanos, los cuales están vacíos de sustancia. 

Entonces sentirás un vacío y una lucha se hará evidente dentro de tu alma. 

¿Sabes que tú no eres nada sin Mí? Un recipiente vacío que no puede ser saciado con nada, no importa cuán poderoso parezca el encanto de las maravillas materiales. 

Cuando Yo elevo un alma, ella misma se entrelaza dentro de Mi Sagrado Corazón.

Pero para permanecer firme dentro de Mí, el alma debe comunicarse Conmigo y declarar su amor constantemente y ofrecer acción de gracias. De otra manera puede desprenderse así como un bebé es separado de su madre al nacer, cuando el cordón umbilical es cortado.

No quites tus ojos de Mí ni por un minuto, ya que el maligno espera.

Entonces en el momento menos esperado él entra para matar y arrebatarte.

Él usa los sentidos para tentar y a otras almas para atormentar a sus víctimas. Él especialmente ataca a Mis soldados y ellos son los que sufren más.

Hija Mía, mientras estabas ocupada con Mi Trabajo, quitaste tu vista de Mí y esto causó que sufrieras. Te perdiste y te confundiste. Tu agitación aumentó mientras cada interrupción, causada por el maligno, significó que pospusieras tu tiempo señalado Conmigo, tu Jesús. 

Cuando esto suceda debes ir a Confesión, recibir Mi Cuerpo y dedicar tiempo en oración.

Tú nunca debes olvidar decir el Santo Rosario de Mi amada Madre, ya que ofrece un círculo de protección en contra de Satanás. 

Ve ahora. Ven a Mí hoy en oración. Luego durante tu día háblame como a un amigo y comparte todas tus preocupaciones. Luego entrégamelas y déjame todas tus ansiedades.

Tu Jesús